Los símbolos, un lenguaje universal
En la actualidad, nos encontramos inmersos en un mundo saturado de signos y señales que nos rodean constantemente. Estos elementos están presentes en todos los aspectos de nuestra vida diaria: desde indicaciones de tráfico y límites de velocidad hasta la ubicación de servicios y direcciones de calles. Los signos están arraigados en la informática, el lenguaje y en cada ámbito de la actividad humana. Esta conexión entre símbolos y seres humanos existe desde la prehistoria, donde el hombre ha utilizado símbolos para expresar emociones, energías y sucesos naturales. A través de mi experiencia con las runas, ya desde mi infancia intentando descifrar las matrículas de los coches, he llegado a la conclusión de que los símbolos y el ser humano están vinculados mediante un código particular para cada persona. Imaginemos a un habitante de la selva, alguien que no ha tenido contacto con la civilización o la cultura. Este ser puede interpretar en los símbolos las señales de la Madre Tierra, como la lluvia, la ausencia de lluvia, eventos positivos o negativos, e incluso eventos futuros.
Esta conexión se debe a un pacto entre el universo y el intérprete de las señales. Independientemente de la cultura de la persona que observa la señal, el universo decide que la interpretación de esa persona será correcta, mostrándole la señal cada vez que desee que esa persona comprenda o interprete algo específico. Por ejemplo, si alguien ve un palo de pie y para él significa lluvia, el universo le mostrará ese símbolo cuando quiera comunicarle que va a llover. Esto es posible porque el símbolo contiene una energía universal que no pertenece a nadie y que el universo utiliza para comunicarse de manera única.
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